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                                                                                                       PROLOGO

Éste es un ensayo que he comenzado en 2018 acerca de la crisis en la Iglesia Católica. Lo he comenzado, lo he abandonado y ahora, cuarentena mediante, lo he retomado con la esperanza de terminarlo a fines de este memorable 2020. Mi intención es lograr un informe lo más accesible posible al común de la gente, siendo mis destinatarios los cristianos (y no-cristianos) no especializados en cuestiones filosóficas y teológicas. Mi declarado propósito es que la mayoría pueda comprender lo que, a mi modo de ver, es la fractura más grande, la grieta más profunda y el cisma virtual más descomunal que ha vivido el Cristianismo en toda su historia, sin exagerar (ni siquiera hablo de Catolicismo, pues el problema es radical y afecta a todas las confesiones cristianas por igual).

Tratándose de una obra de difusión, me ha parecido oportuno y conveniente echar mano de lo que hoy ofrece la internet: imágenes, sonidos, videos, links, y todo lo que pueda favorecer la mayor comprensión del problema objeto de este ensayo. Mi intención es hacer llevadero el texto, el cual, por sus mismas materias, a veces puede ser difícil de entender para quienes no han estado en la interna eclesial. Por eso omito deliberadamente referencias a textos académicos, y recurro a lo que cualquiera puede obtener de la web, metiéndose en blogs, en wikipedia, en YouTube o en diarios digitales.

< Más de 40 años han pasado desde los tiempos de esta foto. Hoy tengo 3 hijos grandes, me he dedicado 20 años al comercio y he viajado por el mundo.... pero nunca he dejado de leer sobre las cuestiones que aborda este estudio. Porque admiro la vitalidad intelectual que bulle entre los curas en cuanto a estos temas, demasiado profundos, que tienen que ver con la historia, la arqueología, la filosofía, la teología, la filología antigua y, sobre todo, con la psiquis humana.


 

Considero importante expresar mi postura frente al tema de la crisis en la Iglesia. Yo he sido seminarista y no me arrepiento para nada de las experiencias vividas. Mis años entre los domínicos de Buenos Aires (y antes en el seminario de Paraná con Moneñor Tortolo, en 1972) me mostraron ejemplos notables de abnegación, de entrega, de capacidad de pensamiento y de organización. Valoro muchísimo al Catolicismo latino por 2000 años de historia y de aportes a la cultura, y no soy de los que opinan (como algunos de mis amigos) que su existencia fue nefasta para la humanidad. Pero en mi interior he sufrido una evolución hacia cierta forma de agnosticismo al considerar que, al margen de la fe, no existen respuestas a las preguntas trascendentales.   Desde siempre me ha resultado asombroso y terrible nuestro desamparo en materias existenciales: ignorar, por ejemplo, para qué sufrimos, se me antoja el mayor cuestionamiento que alguien puede hacer a Dios. Como dice el vulgo con gran acierto, es cuestión de "creer o reventar". Pero yo hoy me inclino hacia el lado de la razón, conociendo sus límites y, más que nada, asimilando la gran "revelación" de la ciencia empírica sobre nuestro puesto en el universo infinito, hecho a la medida del Dios infinito de Giordano Bruno. Las respuestas de fe hoy forman parte, para mí, de mitos ancestrales y relatos tribales. Y entre dar crédito a primitivos pastores de cabras (que apenas conocían su pequeño mundo hecho de ritos y tradiciones irracionales) y aprender de la ciencia rigurosa (que nos han traído tanta luz en medio de nuestras tinieblas), sin dudas me quedo con esta última, y honro la memoria de "los pocos sabios que en el mundo han sido", sin los cuales hoy andaríamos por la infinita biblioteca del mundo como el ciego de Borges, "con el báculo indeciso" (cf Poema de los Dones)

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VIDEO: ESE PUNTITO AZUL !
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VIDEO: DEL ATOMO A LAS GALAXIAS

Soy plenamente consciente del valor que otorga el tomismo al intelecto en el conocimiento natural de Dios... como también lo soy de la crítica kantiana del conocimiento... por tanto creo entender la importancia que tiene para los modernistas el sentimiento religioso y la experiencia personal y subjetiva, esa especie de salto en el vacío kierkegaardiano. Sin embargo, a pesar de mi agnosticismo expresado de algun modo en mi libro El Credo Agnóstico de Borges (ver aqui), debo hacer otras precisiones, a saber: no es lo mismo ser un post-cristiano, que no haber conocido nunca a Jesús. Un escéptico cualquiera en materia de fe no es equiparable a uno que fue y volvió, después de haber estado bien ilustrado en la doctrina y en todas las cuestiones que atañen a la fe... y no de un modo meramente intelectual como quien estudia historia o sociología, sino de manera afectiva y con todo el ser. Sólo quien haya hecho el camino de ida y vuelta podrá comprender ciertas cosas.

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En segundo lugar,  puede que en el tratamiento de este tema muestre una actitud ambigua, que debo explicar muy cuidadosamente, pues algunos no sabrán si defiendo o ataco al Catolicismo, si estoy con unos o con otros, si soy "progre" o "tradi", liberal, conservador o un Zelig cualquiera. Si bien admito tener un poco de todos porque nada es absolutamente blanco o absolutamente negro,  definitivamente pienso que el Modernismo teológico es un virus mortal para la fe de antaño (que ya no tengo), dada la profundidad y la extensión de sus planteamientos, de difícil comprensión para los no especializados. En este sentido, deberé hacer un gran esfuerzo para clarificar de qué se trata, en particular cuando se dice que los nuevos reformadores intentan volver a las fuentes genuinas del Evangelio, tras siglos de oscurecimiento del verdadero mensaje de Jesús. "En el mundo católico –el nuestro– se padece una inflación de dogmas, soluciones, y respuestas. Dogmas, soluciones y respuestas devaluadas. Sin valor ya en el "mercado" (ver aqui) La exégesis moderna se llama a sí misma "histórico-crítica" para diferenciarse de los comentarios espirituales y morales de la exégesis clásica de autores como los Santos Padres o los maestros de la antigüedad y el medioevo. Para la crítica actual, la lectura alegórica y espiritualista de antaño representaría una fe ingenua y a-crítica, en contraposición a la "fe adulta" de ahora. En el campo de la fe este planteamiento no es menos amplio ni menos profundo que el de Kant en filosofía: se trata de un giro copernicano, un replanteo de las cuestiones básicas de la "Revelación" (quién fue Jesús y cuál fue su misión, si es que la tuvo... y qué crédito le podemos dar a la Biblia). 

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Hoy parece que si no conocemos la diferencia entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe, si ignoramos la intencionalidad y el contexto de los autores bíblicos, si desconocemos los géneros literarios y los esquemas mentales del judaísmo antiguo, si no aceptamos el evolucionismo dogmático, etc...sólo nos cabe la pobre fe ingenua y a-crítica de un San Agustín o de un San Jerónimo o de un San Juan de la Cruz o -Dios nos libre de un Cristo aristotélico !- de un Tomás de Aquino. No sé por qué se me ocurre que hay una falacia en este razonamiento, según el cual hay que alcanzar un doctorado en exégesis modernista para no ser tratado como pobres pastorcitos que creen en apariciones de la Virgen!  Sin dudas que hay mucha tela por cortar en este asunto, y ya lo iremos desarrollando en la medida de nuestras posibilidades (hablo en plural porque, como decía Borges, todo texto es una connivencia entre el autor y el lector).

Personalmente creo que la nueva exégesis, independientemente de las buenas intenciones que buscan rescatar el auténtico Mensaje de Jesús,  termina en un relativismo historicista que acaba aniquilando la fe.  Aún así, hay planteos que no dejan de ser muy interesantes desde el punto de vista meramente racional, del mismo modo que en Filosofía la aparición de Kant produjo una revolución en la escolástica y despertó a muchos del supuesto "sueño dogmático". No se me escapa que todas estas cuestiones pueden parecer turbias a quien nada sabe de Kant y del idealismo, o de Schopenhauer y la problemática de la percepción. Pero no hay modo de explicar lo que está pasando sin esta referencia al inmanentismo, que se ha metido en la especulación teológica dando lugar a un nuevo evangelio aceptable a la cultura de hoy.

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En cuanto a la estructura de este trabajo, me ha parecido bien empezar por un planteo generalísimo del  título "Qué está pasando en la Iglesia", y tal cosa lo intento en la Introducción, en la cual incluyo referencias a otras partes del libro (si es que  podemos llamar así a este ensayo), donde el punto en cuestión está más fundamentado. Luego de la Introducción, empiezo a distinguir las areas y los problemas: de la exégesis, de la teología, de la doctrina social, etc. Finalmente, en mis Conclusiones, hago la apuesta mayor, que consiste en preguntarme de qué lado estoy de la grieta... si este proceso que estamos viviendo, estas ansias de Refoma, llevan a buen puerto a pesar del conflicto y la guerra encubierta, solapada, abismal que nos tiene en vilo ("insidiosa" es la palabra que se me ocurre, en el sentido inglés de "inside", porque acontece (a diferencia de otros tiempos) dentro mismo de la Iglesia). 

Releo este Prologo y me pregunto por qué relaciono casi espontáneamente "lo que está pasando en la Iglesia" con el Modernismo y la Exégesis... y me digo que: acaso por ser estas cuestiones las más abarcativas  y  definitivamente más radicales en sus planteamientos y conclusiones, y por sus implicancias filosóficas y teológicas respectivamente. Sin que se me escapen todas las demás cuestiones que hacen a la vida de la Iglesia, como los temas morales, disciplinares, litúrgicos, socio-políticos, etc. 

Sin más que agregar, vayamos directamente a la Introducción al problema !

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